Y no ocurre nada especial… no hay fiesta nacional, la gente no se para a saludarme (no más de lo acostumbrado), nadie se gira para mirarme… no es un día especial…
Salvo para mí.
De pequeños nos hacen creer que el día de nuestro cumpleaños es especial. La gente se reúne a tu alrededor, te canta, te felicita, te hace regalos, te mima más de lo acostumbrado…
Pero llega un año, en que notas que el día de tu cumpleaños no es un día especial. Tus padres trabajan, tus hermanos y tú vais al colegio… El día sigue siendo diferente porque tus amigos te felicitan y lo bueno, la fiesta y los regalos se postergan a la tarde.
Otro año, tu cumpleaños cae en un día entre semana y nadie puede venir a tu fiesta, así que se pasa al fin de semana. Lo festejas igual y sigue siendo un día genial, pero ya no es TU día. Por que tu día es el día de tu cumpleaños, la fiesta con retraso es… otra cosa, pero como se celebra igual, no te importa demasiado…
Y luego llega el año en que lo celebras con tus amigos. Ya eres demasiado mayor para celebrarlo con tus padres y hermanos (y demás familia) y, sí ese día te felicitan, te regalan cosas, pero lo que esperas con ansia es el momento de estar con tus amigos.
Pero, amigos, viene el año en que no te regalan nada (porque ya lo han hecho antes, o lo harán después), a veces ni siquiera se acuerdan de felicitarte, no lo celebras ni antes ni después (por los motivos que cada cual elija)… y sientes que ya no eres especial.
El día de tu cumpleaños se ha convertido en una fecha más del calendario. No es tan importante.
Es algo que más pronto o más tarde nos pasa a todos. Es, supongo, una etapa más de la vida. Llegará el día en que ni siquiera tú te des cuenta de que en ese día, hace X años, naciste…
Igual es una chorrada de bajón cumpleañero, pero te hace reflexionar en como funcionan las cosas en este mundo de locos.
Sé, soy consciente, de que hay millones de personas en el mundo que ni siquiera saben qué es un cumpleaños, ni una fiesta, ni siquiera lo que es tener un plato de comida en la mesa cada día… Y ello me hace sentir aún peor, por que soy la estúpida egoísta que vaga por el mundo como alma en pena reclamando atención mientras muchos mueren de hambre.
Pero es lo que tiene tener el estómago lleno y mucho tiempo libre. Que te da por pensar y, a veces (las más) por pensar en tonterías.
Puede ser, pero darte cuenta de que no eres el ombligo del mundo, para muchos, es un mazazo importante.
Para mí fue mucho más duro darme cuenta de que, cuando pierdes a alguien querido y te sientes destrozado por dentro, el mundo sigue girando y la gente no siente ni entiende tu pena y sigue con su rutina, porque, en realidad, para ellos no ha ocurrido nada especial… Recuerdo el funeral de mi tía, hacía un sol espléndido y yo no paraba de pensar en cómo podía hacer un día tan bonito y cómo la gente seguía sus vidas mientras nosotros estábamos llorando una pérdida tan grande…
¡Puff! Menudo rollo os he soltado. Cualquiera diría que estoy depre por cumplir años
En realidad me siento bien, la gente que me quiere me ha felicitado, la fiesta se aplaza unos días y los regalos ya han llegado o están por llegar… Definitivamente, soy afortunada.