Barcelona, te quiero
Hay semanas en las que no apetece escribir. Tan solo abrazar al que
tienes al lado. Todo el rato. Como si se fuera a terminar el mundo.
A veces lo parece. Que el mundo se va a la mierda. O que nosotros
vamos a acabar con él. Un abrazo fuerte si estás leyendo esto desde
Barcelona. O desde Madrid. O Nueva York. O París. O Londres. O
Manchester. O Niza. O Berlín. O Bruselas. O Mosul. O Hizan… Son ya
demasiadas las ciudades sacudidas por el odio.
Yo viví de cerca el 11M, como casi todos los que residíamos en
Madrid en el año 2004. Y después de asimilar el horror, escribí
sobre él. A modo de terapia. Una de las cualidades de la escritura
es esa, exorcizar demonios.
Vomitar las palabras venenosas sobre el papel logra expulsarlas
también de nuestro organismo. Porque las vemos de una forma
diferente, procesadas y un poco ajenas.
Escribir como terapia. Hagámoslo. Sin miedo. Una frase tras otra.
Hasta que duela menos. Y si te apetece, mándame lo que hayas escrito
y un día preparo un artículo especial con las aportaciones que
reciba.
David Generoso
Esta
es la propuesta de David Generoso (si no le habéis leído, ya estáis
tardando: https://davidgeneroso.com/).
Escribir sobre el atentado, sobre cómo nos sentimos, nuestra
reacción ante actos así...
Para
mí, este atentado, como cualquiera de los que se producen cada día
en cualquier punta del globo, son actos sin sentido. No me cabe en la
cabeza que para demostrar que tus ideas, tu religión son mejores,
más nobles, más puras, más certeras, tengas que masacrar a gente
que no te ha hecho nada, que ni siquiera sabes cómo o qué piensa.
¡Joder! Cuando te pones tu bombita o conduces pensando en cuánta
gente vas a matar, no piensas, directamente.
Si
te pararas a pensar, si usaras las neuronas para algo más que
asentir ante el capullo de turno que te dice lo que tienes que pensar
y sentir, y cómo tienes que actuar, quizá verías que esa niña que
vas a dejar sin padres o que vas a mandar a la tumba es la misma que
te saluda cada día cuando va al cole. O la mejor amiga de tu hija o
sobrina o hermana. Que podría ser tu hija, amiga o hermana que ese
día se ha saltado tu prohibición de salir y de ir a Ese sitio.
Si
te pararas a pensar, verías que esa gente que vas a matar, puede ser
de tu misma religión o tener tus ideas. Si te pararas a pensar,
verías que esa gente no está haciendo nada malo. Está comprando,
paseando, pasando el día con los suyos y que nada de eso se mete con
tu religión ni tu cultura ni tus ideas.
¿De
verdad crees que matar gente te hace mejor persona? ¿Qué tu
religión va a ser más valorada? De acuerdo, lo que queréis es
sembrar terror, no pensáis en nada más... Yo tengo razón y tu no.
Te mato. Así de simples sois...
Convertís
a la gente que matáis en mártires. Convertís a gente de vuestra
religión en enemigos...
Esa
es otra cuestión claro. En el acto del atentado, culpamos al asesino
y, por extensión, a los que son de vuestra raza, cultura, religión
(si eso que practicáis vosotros se puede llamar religión, claro).
Una eslabón más en la cadena de odio...
¿Por
qué culpar a todos los musulmanes de lo que ha hecho un grupo? Es
como condenar a todos los cristianos por las atrocidades cometidas en
la Inquisición. Es como condenar a todos los alemanes por lo que
hicieron los nazis. Es como condenar a todos los judíos por lo que
hacen a los palestinos, y viceversa. Es como pensar que todos los
vascos son ETA... Un puñetero sinsentido.
¡Puff!
Yo ya me he desahogado... ¿Os animáis vosotros? Arriba tenéis la
dirección de David Generoso y su invitación a participar en su
artículo colectivo.
Un
abrazo virtual enorme a todos. Seáis de dónde seáis y creáis en
lo creáis... Bueno a todos, menos a los asesinos y sus impulsores. A
vosotros sólo os deseo el peor de los infiernos imaginados por
vuestras creencias y el olvido más absoluto. No merecéis ser
recordados...
Ygerne
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