Sí, así como se lee. No digo hacerse mayor porque puede malinterpretarse y yo me refiero a eso, a hacerse viejo.
Tengo un familiar enfermo. En general está bien, le da algún ataque que otro que lo lleva al hospital, pero bueno, lo va llevando.
Y diréis ¿entonces? Bueno, su mayor problema es, precisamente, que es viejo… Y no quiere serlo, claro.
Su enfermedad no es grave, si se cuidara. Es decir, solo tiene que tomar su medicación, comer adecuadamente y hacer algo de ejercicio…
Pero hace un par de años le dio una trombosis y desde entonces tiene miedo a salir por si se cae y se rompe algo. Y pensaréis, con toda la razón del mundo, que eso se soluciona con un bastón… “¿Bastón? Eso es para viejos”, dice él. Vale, vamos con él y se coge a nuestro brazo… “Quita, coño. Que no soy un inútil”, responde. Así, lleva aproximadamente un año sin salir de casa…
La medicación se la toma (casi toda), y la alimentación… digamos que come y punto.
Su frase favorita es “Por qué Dios no me quita de este mundo” o “Cualquier día me tiro por la ventana”. Sin embargo, tiene pánico a morirse, y aunque la mitad de la veces va a regañadientes, accede a ir al hospital cuando le da un ataque…
Y todo eso es por que es viejo y no quiere serlo. Y le entiendo.
Le recuerdo como era antes: presumido, pateándose media ciudad para ir de compras o para ir a ver a alguien, siempre ligero como si llegara tarde… le recuerdo siempre de buen humor, con un chiste en los labios o una copla. Un hombre que se quedó viudo, pero se apañaba en casa…
Ahora… está en el hospital. Apagado, frágil, indefenso; y al tiempo enfadado porque no le permiten volver a casa, gruñendo por todo y peleando con todos…
Y pienso en qué pasará por su cabeza. Si pensará en cómo era antes y en lo que la vida le ha convertido. En cómo ha pasado de ser un hombre orgulloso a estar sentado con un pañal y con sus hijos pendientes de él, cambiándole y limpiándole…
Y eso me lleva al principio. Hacerse viejo es una mierda cuando tu cuerpo se rebela contra ti y ya no puedes valerte por ti mismo…
Su mujer, cuando enfermó, lo que más temía era precisamente eso, quedase atrapada en una cama sin poder valerse… Murió de un infarto y no llegó a eso. Pero a él parece qué es lo que le aguarda porque, encima, es tan cabezón que no hace nada por evitarlo… no quiere caminar, no quiere comer… sólo quiere volver a casa y no se da cuenta de que con su actitud lo va a retrasar más y le va a acabar pasando factura, porque si no puede caminar (aunque sea lo justo para manejarse por su casa), a sus hijos no les quedará otra que ingresarlo en algún geriátrico, donde puedan darle los cuidados que precise…
Y ahí si que no sobrevivirá…
En conclusión amigos. Cuidaos lo máximo posible y cuidad de los vuestros. Por muy cabezones que se pongan, haced que se tomen sus medicamentos, se alimenten bien y caminen al menos una hora diaria… No evitaréis que envejezcan ni que ingresen alguna vez, pero al menos sentiréis que hacéis algo, ¡no?