domingo, 16 de junio de 2013

COCINAR

cocinera-antiguaYo no sé cocinar, empecemos por ahí…

     Sacadme de cocinar algo de pasta y calentar algo en el microondas y estoy más perdida que un pingüino en Almería…

     De este hecho deriva la extrañeza causada en propios y extraños en mi afición por los programas de cocina…

     Como la mayoría de las veces la televisión apesta (creo que ya os he contado mi aversión a programas de cotilleo, a ello sumad películas infumables y/o repetidas, series que ya he visto, documentales anodinos…), pues me encuentro entre ver Canal Cocina o tirar la tele por la ventana (también suelo ver una peli en DVD o lo que sea, pero hay horas que lo de la peli no cuaja…).

     Mis cocineros favoritos son Jaime Oliver y Lorraine Pascale, aunque también me gusta mucho Julius, Sergio Fernández y Amanda Laporte. No sólo me baso en cómo cocinan, también en como explican las recetas y su personalidad.

     Sinceramente os digo que me quedó como hipnotizada viéndolos cocinar.

     Mi explicación para ello es, probablemente errada y seguramente alterada por mi mente fantasiosa y algo desquiciada…

     Creo que me fascinan los cocineros porque me recuerdan a ¡los brujos!

     ¿Ya habéis parado de reír? ¿Aún no? ¿Os dejo unos minutos más?

     Ya, ¿no?

     Ahora razono un poco esta opinión… Los brujos y brujas hacían pociones y filtros amorosos y les tengo idealizados (¿y quién no?) asomados a grandes calderos en los que echaban los ingredientes necesarios para sus propósitos.

     ¿Y qué hacen los cocineros? Pues lo mismo, ¿no? Cogen un poco de allí, una pizca de allá y un chorro de esto y una cucharada de lo otro y crean, no pociones, pero sí platos que, en ocasiones nos elevan el espíritu y en otras nos obsequian con una visita más o menos prolongada al hospital…

     ¿Es una locura? Probablemente, es idea mía. Pero… ¿acaso no tengo algo de razón?

     Ahí os lo dejo…

jueves, 6 de junio de 2013

¿POR QUÉ…?

1299195195nEbzIv¿Por qué la gente se empeña en meterse en la vida de los demás?

     Y no me refiero a la gente cotilla, que ese es otro tema… Me refiero a amigos y familiares, siempre bienintencionados, que se empeñan en aconsejarte cómo llevar tu vida.

     En cuanto a amigos y conocidos, no son tan metomentodo, quizá porque tienen sus propios problemas que lidiar y, suelen más bien, pedirte consejo a ti o te cuentan por lo que están pasando para que no metas la pata, como ellos…

     Pero la familia… ese es otro tema…

     Desde lo típico de: “¿Y tú, cuando te casas?”, “que se te va a pasar el arroz”… al también típico de “Busca trabajo”.

     ¿Os suena? Seguro que sí.

     Yo ahora mismo estoy en paro, ¿vale? y termine la prestación en febrero. ¿No he buscado trabajo desde entonces? Sí. Pero ocurre que la empresa para la que he trabajado desde hace varios años, siempre me llama para cubrir vacaciones y, normalmente, en mayo comienzo a trabajar… es por ello, que reconozco que me relajé un poco pensando en su pronta llamada.

     Pero mayo ha pasado y no me llamaron ni para trabajar ese mes ni para el presente… quizás me llamen este para trabajar en julio, pero es una empresa de limpieza, ¿vale? y todos sabemos de dónde se recorta cuando una empresa va mal o los propietarios de una comunidad no pagan… y lo cierto es que cada vez, veo más difícil que me llamen, aunque no pierdo la esperanza.

     Es en este momento cuando aparecen los consejos bienintencionados… “Muévete”, “Ve a este sitio”, “ve al otro”. Y sí, sé que me lo dicen por mi bien porque todos sabemos cómo están las cosas.

     Precisamente por eso, por cómo están las cosas, ¿pretenden hacerme creer que por que vaya todos los días al Ayuntamiento, o al INEM, me van a dar trabajo? ¿Cuando ha dado empleo el INEM? ¿Y el Ayuntamiento?

     Oh, sí, claro. Hay planes de empleo público ¿los hay aún? pero los requisitos para entrar son, en algunos casos, imposibles… Tienes que tener una renta mínima, pero si convives con alguien con pensión, no te aceptan, o te facilitan una ayuda…

     Como comentaba en una entrada anterior, menos extensa pero más rotunda, te piden requisitos ridículos para hacer un puñetero curso… ¿Cómo van a ser entonces los de un trabajo? Inglés (el presidente no sabe el idioma, pero para ser cajera o camarera yo debo saberlo), experiencia (lo siento, llevo cinco años como limpiadora, no he podido prepararme en otra cosa), coche (no tengo ni carné ni coche), vivir en el lugar del trabajo, tener una edad determinada…

     En fin, que si hace cinco años era difícil encontrar un trabajo ahora, es casi misión imposible.

     Volviendo al tema inicial… no es tanto que me moleste el sermón de turno. Entiendo que se preocupan por mi y por eso me aconsejan.

     Lo que me molesta realmente es el tonito condescendiente… como si fuera una cría, como si fuera idiota y no supiera cómo están las cosas… Perdonad, chicos, pero la que sabe cómo nos vemos para llegar a fin de mes, soy yo; la que sabe el dinero que hay en el banco, soy yo…

     Una de las cosas que más me ofenden es que me digan eso de “es que tu madre no va a durar para siempre”. Ya lo sé, coño, no hace falta que me restriegues que, encima mi madre la va a palmar.

     Sé perfectamente que si no fuera por la pensión de mi madre, yo estaría en la calle. Es así. Pero ¿qué puedes hacer si hay más gente parada que empleos libres?

     Y, sobre todo, ¿por qué tanta charla? ¿Acaso les he pedido yo algo? Es que, a veces me siento como si les hubiera pedido dinero o algo y se vieran en la obligación de empujarme en una dirección u otra.

     Bien sabe la diosa que no les he llorado nunca. Nunca han sabido (ni se han molestado en preguntar) si me va bien o mal, si necesito algo, si me llega para comer; creedme, ha sido más bien al contrario, vienen a llorarme a mí con sus averías y sus cuentas pendientes… Entonces, si no os he pedido nada, ¿por qué coño el tema principal de nuestras escasas reuniones ha de ser “haz esto”, “haz lo otro” y “no hagas lo de más allá?

     Y lo mejor de todo, es que están en mi misma situación y como esperan que los llamen de determinado sitio, no  buscan nada… ¡! ¿Es que aplican eso de “consejos vendo que para mí no tengo”?

     Me hacen sentir cómo una inútil, en serio. Cómo alguien que necesita de sus consejos para poder moverse por el mundo… y en realidad, son ellos los que no tienen ni puta idea de mi y mis circunstancias… no se molestan en saber, solo suponen y quizás por miedo a tener que mantenerme, me sueltan un sermón cada vez que me ven… y no solo por trabajo, también ¡por tener pareja!

     ¿Y a vosotros? ¿También os dan charlas o sois de los que dan las charlas?