Un
virus que, en principio, no es letal per se, pero que a fecha de hoy
se ha llevado por delante a 5808 personas, aproximadamente...
El
estado de alarma llega tarde y con pegas.
Hay
comercios que deberían estar cerrados, pero siguen abiertos, hasta
ayer se ha permitido circular por el país (y por el mundo) sin poner
fronteras ni controles médicos, ni nada.
El
miedo es palpable (aunque aún hay gente que no se lo toma en serio o
se cree que el estado de alarma son unas vacaciones extra), miedo que
se ha vuelto psicosis en los últimos días con verdaderos asaltos a
los supermercados.
Hay
solidaridad pero también verdaderas urracas humanas acaparando y
pensando sólo en salvar su culo (el misterio de acaparar papel
higiénico por toneladas será digno de estudio alguna vez).
Donde
yo vivo, apenas se han registrado casos, pero sí muy cerca.
Salgo
a la calle (tengo perra y he de pasearla) y veo con orgullo que la
gente se queda en casa... casi toda. Me cruzo con personas que van a
comprar y a pasear sus perros, pero otros...
Aclaro
que quedarse en casa es la manera de no contagiarse y saturar, aún
más, un sistema sanitario ejemplar pero escaso de recursos y
personal gracias a algunos gobiernos nefastos para el país y que, de
seguir gobernando, optarían por la vía del primer ministro inglés:
que la enfermedad siga su curso y se lleve a quien le toque.
Ellos,
el personal sanitario (y no sanitario) de los hospitales son los
héroes de éstos días, exponiendo su salud (y la de sus familiares)
para atendernos.
También
son héroes los trabajadores de los supermercados, que habrán visto
de todo estos días y muchas cosas nada agradables, exponiéndose
también ellos.
En
fin, comprenderéis que esta semana no postee fotos y me una a la
corriente de este maldito virus que nos tiene acorralados.
Algo
bueno tiene, nos dará tiempo para estar con los nuestros y, espero,
dejar de mirarnos el ombligo y olvidar las cosas estúpidas a las que
damos tanta importancia y que, ya veis, no tienen tanta.
Cuidaos
mucho. Y quedaos en casa.
Ygerne
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